martes, 12 de junio de 2012

Ciervo Volante (Lucanus cervus)

"La selección sexual... depende, no de una lucha por la existencia en relación con otros seres orgánicos o con condiciones externas, sino de una lucha entre los individuos de un sexo, generalmente los machos, por la posesión del otro sexo. El resultado no es la muerte del competidor desafortunado, sino pocos o ningún descendiente" (Darwin, 1871).
Ciervo Volante (Lucanus cervus). Pinilla del Valle. Valle del río Lozoya. Madrid.
Pocos ejemplos tenemos entre nuestra fauna tan destacados y útiles para representar la selección sexual que este Lucanido que pasa por ser el escarabajo más grande de Europa. Es increíble pensar también en cómo una especie sometida a una intensa presión selectiva en forma de verdadera carrera de armamento, llega a producir estructuras tan inútiles desde el punto de vista de las funciones vitales (alimentación o defensa), pero imprescindibles para perpetuarse, pues sin disponer de una de las mejores, el individuo en cuestión no tiene casi ninguna opción. Efectivamente, los machos las necesitan cuando, atraídos por las feromonas de las hembras, se concentran y luchan como "sumos" entre ellos por los favores de la fémina.
En estos pensamientos me andaba cuando, en junio, encontramos a este magnífico ejemplar de Ciervo Volante (Lucanus cervus) en las proximidades del río Lozoya, Madrid, una de las áreas de distribución más meridionales de la península ibérica para la especie. Doblemente afortunado verlo a plena luz del día, pues los machos adultos, en su efímera existencia de entre quince días y un mes, vuelan normalmente al atardecer o de noche.
Ciervo Volante (Lucanus cervus). Pinilla del Valle. Valle del río Lozoya. Madrid.
Su desarrollo larvario es otra cosa, entre 4 y 5 años si no se cruza en su camino un voraz Pícido, por decir de algún predador frecuente. He leído diferentes teorías sobre la biología de las larvas, de la que lo único que me ha quedado claro es que no está suficientemente documentada. En mi caso, mi observación concuerda con una de las posibilidades expuestas, la que indica que las larvas son de vida libre y se encuentran en el suelo, en la zona de contacto entre el humus y la madera en descomposición. La larva es saproxilófaga, lo cual quiere decir que se alimenta no sólo de madera muerta, sino que la misma tiene que estar en descomposición avanzada. Pueden hacerlo gracias a la simbiosis con bacterias capaces de degradar la celulosa. Nosotros vimos esta larva en marzo, en un montón de troncos amontonados en medio de un bosque de Melojos (Quercus pyrenaica), entre el suelo y el tronco, donde la dejamos después de las oportunas fotos.
Larva de Ciervo Volante (Lucanus cervus). La Hiruela. Sierra Pobre. Madrid.
Una de las cosas que más me ha llamado la atención sobre lo que he leido de este insecto, es que no se considera plaga forestal y es así porque los lucanidos se sitúan en fases medias o finales del proceso de descomposición de la madera, en torno a los cinco años tras la muerte del árbol. Esta diferencia es importante y le hace muy diferente de, por ejemplo, los Cerambícidos, que sí llegan a convertirse en plagas cuando atacan ejemplares de árbol sanos.
Un bosque de Quercus pyrenaica no demasiado maduro era el hábitat de la larva de la foto superior. La Hiruela. Sierra Pobre. Madrid.

Para más información o comunicar avistamientos de interés, dirigiros a http://entomologia.rediris.es/gtli/.

2 comentarios:

  1. Ahí va mi aportación. Un dibujito que hice de un pequeño ciervo volante.
    http://www.jesusbaeza.net/imagenes/ilustracion-06.jpg

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  2. Más que un pequeño ciervo volante, un "Ciervo Volante Menor". A esta especie no la he visto... todavía.

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